La educadora canina Silvia Beseran nos muestra su visión del estrés canino

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Hablar del estrés canino es clave, porque, al igual que el estrés en humanos, está siendo un foco de graves problemas tanto de conducta como de salud en nuestros queridos compañeros.

Hace ya muchos años me di cuenta que había perros que conviviendo juntos (y por lo tanto teniendo las mismas probabilidades de contagio), tenían más predisposición a padecer enfermedades como la leishmaniosis o parásitos como pulgas y garrapatas…

Buscando el motivo me di cuenta que tenía que ver con el estrés, y tirando del hilo la montaña se hacía más y más grande: los efectos del estrés en nosotros y en nuestros animales son tantos y tan amplios que podríamos estar hablando indefinidamente del tema, pero voy a hacer un resumen de lo que es fundamental saber.

El estrés:

De entrada es algo sano, y tiene su función, pero como en todo, los problemas vienen cuando los niveles de estrés normales se desequilibran y tengo demasiado estrés.

El estrés es simplemente un mecanismo de adaptación a cambios y me sirve para moverme, me da energía y está ligado sobretodo a emociones como el miedo, la frustración o la ira. Cuando hay cambios me ayuda a tener la suficiente energía para adaptarme a ellos y cambiar para equilibrarme con el entorno. Igual en otras especies cercanas a nosotros.

Está ligado a mis necesidades fisiológicas y afectivas y me hace aprender a como satisfacerlas de la manera más adecuada, por lo tanto es fundamental en los procesos de aprendizaje.

Cuando no soy capaz de adaptarme a estos cambios, porque no quiero, o porque creo que no puedo, sigue fabricando esta energía para que lo resuelva de una vez por todas, pero como me he quedado estancada en una situación, esta energía no para de crecer, y el estrés no me va a permitir descansar hasta que lo resuelva.

¿Por qué se estresan los perros?

1) Yo, la humana, soy parte del problema:

Porque si yo padezco estrés, mi conducta lo va a reflejar, voy a estar más irritable, me voy a enfadar más veces, voy a pasar menos tiempo disfrutando de su compañía, voy a hacer los paseos tensos y con prisas, etc. La naturaleza es equilibrio y si yo padezco estrés, lo voy a transmitir a todo mi entorno, con mi conducta y forma de actuar, y por lo tanto mi perro se va a ver afectado.

2) Necesidades ¿cubiertas?

Mi perro depende de mi para satisfacer sus necesidades. Los animales salvajes se equilibran con su entorno y se adaptan constantemente a posibles cambios, aprendiendo y cubriendo de forma natural sus necesidades.

Los animales domésticos, dependen casi absolutamente de nosotros para satisfacer sus necesidades, su agua, comida, el momento de hacer pis, el contacto, comunicación… todo pasa por nosotros. Si no soy consciente de como funcionan estas necesidades, seguramente no voy a poder satisfacerlas de la forma adecuada, y por lo tanto, no le doy la posibilidad de adaptarse.

Por ejemplo, si mi perro está comiendo un pienso que no es adecuado para él, no tiene la posibilidad de buscar otra fuente de alimentación, como lo haría un animal salvaje, si su comida no lo estuviera nutriendo correctamente. Su organismo le va a estar provocando estrés para que cambie, para que aprenda a buscar otro tipo de alimentación, pero no va a tener ninguna posibilidad de hacerlo (pues soy yo quien decide qué come y qué no come), por lo que va a estar siempre estresado. Y así con cada necesidad no cubierta: contacto, paseos, agua…

3) Procesos educativos inadecuados:

Cuando intento educar a mi perro, y no conozco como funcionan sus emociones, solo me centro en sus conductas. Si educo a mi perro sin conocer sus emociones y cómo funciona el estrés, es muy fácil que el perro lo acabe padeciendo.

Cuando un perro presenta algún problema de conducta, ladra demasiado, es agresivo, es miedoso, es hiperactivo, rompe cosas, se escapa, no obedece, etc… Tendemos a querer eliminar la conducta desagradable en cuestión entrenándolo o de alguna manera contundente, pero no sabemos que es más importante saber porqué existe esta conducta. 

Hagamos una analogía con la enfermedad: por ejemplo, tengo dolor de cabeza y me tomo un analgésico.

Con ello, elimino el dolor de cabeza, pero no me he parado a pensar por qué tengo dolor de cabeza. Tampoco he pensado que quizás es más importante para mi salud saber cuál es su origen, para poder tratarlo de la forma adecuada. Al tomar el analgésico he eliminado sin pensar, un síntoma de algo que me está indicando que hay un problema subyacente más importante: quizás tengo dolor de cabeza porque padezco estrés, o porque estoy deshidratada, o incluso por causas más graves, y al eliminar el síntoma elimino la posibilidad de un tratamiento adecuado.

Con los problemas de conducta pasa exactamente lo mismo.

Normalmente todos los problemas de conducta son causados por desequilibrios emocionales y excesos de estrés, y si lo elimino tapándolo, sin erradicar la causa (=necesidad no cubierta), eliminaré la vía de escape que tiene el organismo de este estrés o exceso de energía.

Debido a esto, si no hago un buen programa de aporte de calma y reducción de estrés y me asesoro correctamente con una educadora canina amable, mi perro se estresará más y puede desarrollar otros problemas de conducta, o con el tiempo problemas de salud.

Por ejemplo, si mi perro ladra mucho porque está estresado y necesita eliminar este exceso de energía a través del ladrido… y yo le obligo a eliminar la conducta de ladrar, es como si yo hiciera puenting y no me permitieran gritar en el momento del salto, ni hacer ningún tipo de expresión emocional después.

Esto es lo que llamamos bloqueo emocional, no dejar aflorar las emociones, ¡y es de las cosas que más estrés producen!

 

Soluciones

1. Reducir mis niveles de estrés. Tratar el estrés y aprender a gestionarlo, hoy en día existen infinidad de herramientas y profesionales que me pueden ayudar. Mejoraré mi calidad de vida, mi salud y la de todo mi entorno.

2. Aprender sobre las necesidades caninas y como satisfacerlas de la forma correcta y adecuada para reducir sus niveles de estrés y llegar al equilibrio.

3. Antes de aplicar cualquier tipo de re-educación, realizar un programa de aporte de calma y de reducción de estrés, que probablemente ya dará solución al problema y si después de hacerlo queda algo, ya puedo hacer el proceso educativo amable sin peligro de estresar en exceso a mi perro.

Lo importante es ser consciente y conocer a nuestro perro en concreto y a la especie canina, para poder aprender y actuar en consecuencia.

Una vez sé, puedo hacerlo, y todo se solucionará si pongo mi corazón en ello. 🙂

De todo este tema y de sus soluciones hablamos detalladamente en los artículos que te ofrecemos en Gedva: para entender bien cuándo estamos estresando a nuestro perro (ansiosos, ladradores, miedosos, se beneficiarán mucho de que su humano entienda el estrés) y para aportar soluciones y reducir el estrés, échale un vistazo.

También en Vida Natural Animal tienes la posibilidad de empezar a contactar ya con la paz en tu hogar mediante el Pack Bienestar para la Calma de tu Animal.

Visita el blog de Gedva, fórmate sobre tu perro…sin prisa pero sin pausa…Tu amigo canino te lo agradecerá.

 

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Escrito por Silvia Beseran, Educadora Canina, fundadora y Formadora de Gedva. Puedes saber más sobre su extenso blog sobre educación canina y la Gestión Emocional Del Vínculo Animal (GEDVA) aquí.

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported.

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