Guestpost del Veterinario Manuel Manzano.
Alguna de las primeras preguntas que nos hacemos cuando tenemos una mascota son: ¿tengo que vacunarla?, ¿De qué debo vacunarla?, ¿Y por cierto … qué es una vacuna?, ¿Cómo funciona?, ¿Qué tipos de vacunas hay en el mercado?, ¿Qué es un plan vacunal? ¿Y sobre todo, qué motivaciones comerciales se esconden detrás de las vacunas?
Como podéis ver, solo he reflejado alguna de las más frecuentes y lógicas preguntas que cualquier propietario se plantea, va a ser un poco difícil responder a todas ellas en un solo post, pero lo intentaré desde un punto de vista lo más práctico posible.
En primer lugar comentaros que creo contar con la pequeña ventaja de haber desarrollado como veterinario, especialmente “autovacunas” en animales de abasto, donde me pude familiarizar con el desarrollo de perfiles serológicos o screening, con gran cantidad de animales. Esto es importante explicarlo porque, por muy bien hecha que este una vacuna, en ningún caso podemos pasar por alto la susceptibilidad individual, es decir que dos perros iguales (en el amplio sentido de la expresión) no tienen porque reaccionar igual frente a la misma vacuna, este factor individual se diluye cuando se aplica una misma vacuna a miles de individuos.
¿Qué es una vacuna?
Básicamente una vacuna es una forma artificial de educar al sistema inmunitario del animal, para que se “familiarice” con un agente patógeno al cual se puede enfrentar en un futuro, diciéndose pues que está “protegido” frente al mismo.
Desde el punto de vista físico, se trata de una “sopa de antígenos” es decir un soporte que en la mayoría de los casos es acuoso (con algún inmuno-estimulante como el hidróxido de aluminio y una serie de conservantes artificiales) y el antígeno propiamente dicho. Existe una amplia controversia sobre la posible reacción adversa frente a los componentes del excipiente, aunque la literatura científica no recoge tasas elevadas de reacción adversa a los excipientes de dicha “sopa”.
La vía de aplicación más usual es la inyectable aunque existen otras como: oral, aerosol o intradérmica (con el uso de dispositivos de presión que depositan la dosis en el tejido dérmico y que no requieren el uso de jeringuillas)
¿Qué tipos de vacunas tenemos?
Los tipos de vacuna se pueden clasificar en función del:
- Agente etiológico: víricas, bacterianas y parasitarias fundamentalmente, la eficacia de las mismas (capacidad de protección frente a la exposición del patógeno) es inversamente proporcional a la complejidad genética del patógeno, es decir por lo general las vacunas frente a parásitos (leishmaniosis, etc) son menos eficaces que las bacterianas y víricas.
- Según el tipo de excipiente: acuosas (la mayoría), microoleosas y oleosas (muy reactógenas)
- Según la forma de presentación del antígeno:
- vacunas vivas: con el agente etiológico atenuado por una serie de pases en medios de cultivo
- vacunas muertas: donde el agente esta muerto (inactivado) estas vacunas pueden a su vez ser:
- Con el agente patógeno “entero”: son más susceptibles de provocar reacciones de hipersensibilidad.
- De subunidades: con aquellas partes (proteínas) ligadas con la patogenia de la enfermedad (son extraordinariamente inocuas).
¿Cómo funciona una vacuna?
La vacuna estimula toda una serie de células de la serie blanca, especialmente aquellas relacionadas con la producción de anticuerpos.
Curiosamente tras la aplicación de la primera dosis no suele observarse un gran incremento en la producción de anticuerpos, esté se da cuando se aplica la segunda dosis (de recuerdo) dándose a continuación un pico muy elevado de producción de anticuerpos conocido como “efecto booster positivo”. Dichos anticuerpos son una de las principales herramientas de lucha frente a la entrada de un patógeno (aunque no la única), así como una forma de evaluar el correcto funcionamiento del producto vacunal utilizado.
La duración de esta cantidad de anticuerpos dependerá de muchos factores: concentración de la vacuna, respuesta individual, presión infectiva del agente en estado “salvaje” etc.
¿De qué debo vacunar?
En principio, es el veterinario quien mejor conoce la situación, tanto de riesgo de nuevos patógenos, como de la presencia y poder infectante de los agentes tradicionales en la zona donde el animal normalmente se mueve.
Otros criterios a seguir (distintos al anterior) son desde mi punto de vista altamente confusos, pongamos como ejemplo la vacunación antirrábica:
– España esta indemne de la enfermedad salvo en Ceuta y Melilla.
– La vacunación es obligatoria en prácticamente toda España, salvo en Cataluña, Galicia y País Vasco donde es voluntaria.
– En las comunidades autónomas donde es obligatoria, nos encontramos con que debe realizarse anualmente, salvo en comunidades como la Valenciana donde es bianual (algo muy curioso ya que habitualmente la duración de la protección vacunal de la rabia raramente supera el año).
¿Qué provoca tal disparidad? Desde mi punto de vista desde decisiones políticas inapropiadas, que no son capaces de consensuar unos planes vacunales, que reflejen la situación inmunitaria de la población canina/felina (o alguien piensa que los agentes patógenos saben de fronteras).
¿Qué es un plan vacunal?
Para muchos un plan vacunal es simplemente un calendario de vacunaciones, más o menos acertado o justificado. Desde mi punto de vista toda aplicación de una vacuna debería previamente ir acompañada de una estrategia que contemple un análisis del status inmunitario del animal.
Por ejemplo: muchos laboratorios promulgan una vacunación frente a parvovirosis y moquillo a muy temprana edad, olvidando muchas veces que esto está bien, siempre y cuando el cachorro no mantenga anticuerpos maternales (o estos estén en muy baja presencia), frente a dichas enfermedades. El vacunar a un animal con presencia de anticuerpos, puede inhabilitar la vacuna ya que “desnuda” antigénicamente a los animales vacunados, es decir les deja sin ninguna protección frente a los patógenos implicados (los anticuerpos presentes identifican a la vacuna como una infección natural, luchando contra la misma, con lo cual se agota esta reserva natural de anticuerpos y apenas quedan antígenos vacunales que puedan proteger a nuestro animal).
Tras conocer el status inmunitario, será cuando podamos decidir en qué momento y con qué vacuna empezamos a inmunizar a nuestros animales, esto es para mí un “plan vacunal”, es lógico que podrá encarecer la vacunación, pero garantizará en mayor medida la eficacia del acto profesional.
Motivaciones Comerciales:
En la mayoría de productos vacunales ofertados por los laboratorios veterinarios, existe una clara motivación comercial, que se traduce en una comunicación, cuanto menos confusa.
Pongamos el caso de un laboratorio que lanzó la primera vacuna contra leishmania, diciendo que daba una protección frente a casi el 90% de los perros, para lo cual vacunó a un grupo de animales y luego los sometió a un ambiente lleno de mosquitos portadores.
Lo curioso es que se olvidó comentar que en el grupo control (animales no vacunados sometidos al mismo ambiente “hostil”) casi el 80% de los perros no contrajo la enfermedad por picadura de los mosquitos portadores.
A parte de esto que es claramente curioso, muchos laboratorios “olvidan” mencionar la diferencia (muchas veces abismal) entre resultados de laboratorio y de campo (en condiciones normales), está diferencia lleva a veces a que propietarios de animales en su afán de protegerles opten por la terapia vacunal, sin conocer a ciencia cierta la idoneidad de la eficacia del producto que se utiliza.
Recomendaciones para la vacunación de tu perro/gato:
Realizar análisis periódicos sobre el status inmunitario de nuestra mascota (incluso si esta vacunada), nos ayudará a saber cuándo exactamente volver a vacunarla, a qué riesgos se enfrenta, y sobre todo garantizará la mejor protección del propio animal y de su posible descendencia.
El mejor conocedor y creador de una sistemática de seguimiento de dicho status es tu veterinario.
Mucho cuidado con las vacunas milagrosas: NINGUNA VACUNA IMPEDIRÁ LA ENTRADA DE UN PATÓGENO AL 100%.
Planificar el acto vacunal con criterios lógicos no solo mejorará la calidad de la vacunación aplicada, sino que evitará riesgos innecesarios para nuestro animal.
Dicha programación es a lo que denomino PLAN VACUNAL (a partir del cual el veterianrio podrá crear el CALENDARIO VACUNAL individual).
Este post ha sido facilitado por Manuel Manzano, veterinario colaborador de Puromenu. Para cualquier duda, él es a quien debes dirigirte: puedes contactar con él en info@puromenu.es o visitando su página web www.puromenu.es.
Puedes leer más acerca de la discusión «vacunas sí – vacunas no» en este otro artículo en el que te dirigimos a la asociación internacional que más está divulgando y gestionando esta dicotómica, Pet wellfare alliance.
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